Veintiuno.

¡Qué alegría, qué buen día!
Hoy esta siendo un día maravilloso, de estos que de tanto sonreír te llegan a doler los mofletes, pero, oye, que si es por estar feliz, que duelan todo lo que sea necesario.
Hoy me doy cuenta de lo bonita que puede llegar a ser la vida y sobre todo, si tienes gente que te haga verlo. Hoy tengo que dar las gracias una y otra vez a todo el mundo que hace posible que la rutina no sea tan pesada, que la ilusión y las ganas estén al alcance de mi mano.
Pero, ¿sabéis qué sensación es increíble también? El ser feliz y poder transmitirlo, el hecho de ser capaz de llenar la habitación de optimismo y buenas vibraciones al escuchar tantas carcajadas, al sentirse a gusto con todo aquel que te rodea.
Sonríele a la vida que son dos días y ya llevamos uno.
Venga, rodéate de quien merezca la pena y ya verás como ves todo de una manera más sencilla.
Los grises se tiñen de verde esperanza y esa luz nunca te deja de guiar en el camino.
Con una sonrisa impecable, a veintiuno de noviembre, lunes.

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