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Mostrando entradas de junio, 2016

Melodías, acordes y bailes.

¿Qué melodía elegirías para tu día a día? ¿Qué canción tocarías si fuera la banda sonora de tu propia película? Hay miles de notas, millones y millones de canciones y de compositores y, como es de suponer, los oyentes somos incapaces de decidirnos por una sola. Quizá estaría bien elegir una música clásica, quizá solamente un piano para los momentos tristes, para las despedidas igual era mejor un violín y para los reencuentros a saber qué. Cada momento que se vive suena de una manera única, de una manera especial convirtiéndolo en ese momento y no en otro cualquiera. La banda sonora de toda una vida no dura unos escasos segundos, se suceden muchísimas cuerdas rasgadas y teclas acariciadas hasta que se llegan a varios minutos y, quién sabe si no se puede alcanzar alguna que otra hora.  La melodía puede ser triste y cansada o alegre, pero, al fin y al cabo, tú eres quien baila a su ritmo, en quien están puestos todos los focos de aquel escenario tan grande en el que había miles d

Mares, océanos, cielos.

Un mar lleno de recuerdos, lleno de momentos en los que puedes sumergirte hasta el fondo y descubrir el tesoro que guarda cada uno de ellos. Nadar hasta lo más hondo y recordar la sensación que teníamos en ese momento. La imagen está aquí, sujeta con mi dedo pulgar y el índice pero no ha guardado la risa ni la alegría del momento, eso solamente me lo he quedado yo, para mí. Sin embargo, de vez en cuando y de cuando en vez, hablamos de ese día frío de febrero, de cómo la nieve nos llegaba hasta casi las rodillas y apenas podíamos movernos. Del muñeco, de cuando nos tumbábamos a mover los brazos y las piernas al mismo tiempo haciendo la silueta de un ángel. Navegar por los recuerdos, a veces se hacen olas tan grandes que destrozan el barco y hace que perdamos el rumbo. Otras tantas el barco se hunde de todo lo que pesa la tristeza y que nos impide salir a flote. Pero siempre había una manera de encontrar de nuevo el Norte a pesar de que solíamos viajar sin él, perdiéndonos y sin hacer

El tiempo no para.

Los recuerdos acaban de venirme de golpe y porrazo, sin llamar, sin siquiera avisar. De repente uno se da cuenta de todo lo que ha pasado y de todo lo que está pasar, de que se deja atrás una nueva etapa pero siempre poniendo el pie en una nueva. La prudencia nos recuerda que quizá pisemos en falso, que no sabemos el qué vendrá, el optimismo cree que pisamos sobre seguro y el corazón me grita que adelante. Una puerta se cierra mientras otra se va abriendo, poco a poco, hasta que te das cuenta de que ya estás entrando en otra habitación, completamente nueva, con otras manos a las que agarrarte, con otra gente con la que bailar y sonreír. Hay tantos motivos para disfrutar que yo no sé cómo lo hacemos que siempre cogemos los malos recuerdos, los malos momentos, olvidando todo lo bueno que vamos dejando por el camino. Son las 3:14 de la madrugada e igual es hora de dormir, pero ahora mismo solamente me apetece estar así, tumbada, imaginándome que el techo de mi habitación de color azul

Son las 00:00 rozando las 00:01.

Qué maravilla que el futuro sea incierto, que la vida dé tantas vueltas que nunca te esperas dónde vas a acabar. Porque, siendo sinceros, ¿qué gracia tendría saber qué va a ocurrir a cada instante, a cada momento? Saber que a las 15:37 del día 21 vamos a reír a carcajada suelta mientras que el día 8 estaremos con el mal humor recorriéndonos enteros. Qué más da el futuro, deja que siga siendo tan dudoso y borroso como él quiera, que sea libre, no le fuerces, que pase lo que tenga que pasar pero siempre siendo feliz. Eso es lo más importante, que pasen los días y seas capaz de sonreír sin más, porque sí. Porque es día 9 ya y el día anterior se ha quedado atrás, dormido, descansando y recopilando todos aquellos momentos que a veces olvidamos. De vez en cuando miramos hacia atrás y vemos todo el camino que hemos logrado avanzar, nos miramos las rodillas y hay alguna que otra herida pero que eso nunca nos impida avanzar. De vez en cuando y de cuando en vez, nos fijamos en todo lo que nos

Cuenta atrás.

Date el lujo de ser feliz, de vivir con ganas, de llenarte los pulmones de aire limpio y no contaminado por las mentiras que todos los días escuchamos, de sentir el cuerpo en paz con el alma, de quererte a ti mismo, de disfrutar el momento. La vida no es un paseo, es un camino a veces cuesta arriba en el que ves personas que te dan la mano y te ayudan a subir y otras tantas que te empujan para ver si te caes. Pero, al fin y al cabo, tú eres quien a las tres de la mañana está en la cama soñando con cambiar el mundo, con poder cumplir todos esos "ojalá". Igual deberíamos abrir los ojos, darnos cuenta de lo que está pasando, de las injusticias, de las desigualdades que están resquebrajando nuestro mundo y que acabarán por hacerlo con nosotros. En algún momento acabaremos tan rotos que seremos incapaces de reconstruirnos de nuevo. Aunque, quizá estemos a tiempo. Sin embargo, este texto aparecerá en alguna que otra pantalla y a los minutos, pasará. Sin más. Como cualquier otro

Se ganan ganas de vivir.

La esperanza que unos ojos pueden llegar a reflejar es maravillosa, la capacidad de superación, la actitud tomada cuando parece que uno mismo va en contra del viento. Cuando parece que nada funciona, es muy fácil tirar la toalla, rendirse y darse por vencido. Solamente los valientes luchan, solamente aquellos que hacen frente a las adversidades que nos pone la vida, a todos esos obstáculos que algunos son capaces de saltar. Esa esperanza, ese brillo en los ojos y esa sonrisa tan brillante que nunca se pierden. Qué triste que sea verdad eso de que solamente apreciamos las cosas cuando se nos escapan de las manos. Queremos retenerlas, dejarlas con nosotros, pero a veces, se van sin más. Sin siquiera avisar. Como algún que otro diría que se van a la francesa. Yo no quiero que se vayan y que si lo hacen, lo hayamos aprovechado al máximo, hayamos vivido cada uno de los segundos que el día nos ofrece, porque nunca es suficiente. Que una risa nunca acabe, que una mirada nunca se apague, q