Acudir a ti, siempre:
Construye hogares a los que siempre puedas acudir cuando más lo necesites. En un día de lluvia triste, en un domingo amargo, en un lunes difícil, en un miércoles soleado o cualquier día en el que el frío se cuele por tus grietas internas. Cuida ese sitio que te hace sentir en paz y en calma cuando todo alrededor está destruyéndose. Porque, desde allí, parecerá que todo tiene solución y que la vida es más sencilla. Esos hogares pueden encontrarse en una canción, en un sitio, en una persona y, cada vez que acudas, sentirás en el corazón que, a pesar de los obstáculos, siempre puedes saltarlos.