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Mostrando entradas de julio, 2020

Encontrarse:

A veces te encuentras. Puede ser en una foto de hace unos años, sonriendo frente al espejo, en una canción especial o en el reflejo de la mirada de otra persona. Y te ves mejor de lo que te has visto nunca. Porque la autoexigencia te nubla la vista. Te impide ver con claridad. Suma niebla a un día que sería totalmente soleado. Los complejos se pueden llegar a apoderar de ti sin que tú controles cómo. Pero ahí están esos ojos que te conceden una tregua entre tanta batalla interna. Te miran desde el corazón y sientes que todo eso cobra vida cuando te rodean con los brazos y, al otro lado, escuchas su latido.  Quizá al mismo compás. Quizá a un tres por cuatro. Quizá al ritmo de la canción más bonita del mundo.

Nostalgia:

A veces la nostalgia es ligera. Otras veces es tan profunda como el fondo del océano. Te atrapa con la fuerza de sus olas, rompiendo contra ti, olvidándose (por una vez) de desahogar su furia contra los acantilados. Los recuerdos llegan así de rápido y fuerte. Creyéndose esas huellas superficiales que se forman con el paso de un barco. Hay quien dice que con el paso del tiempo. La marea sigue esforzándose por conseguirte. Quizá luchar contra ella sea algo inevitable. Quizá acabemos mar adentro antes de que nos demos cuenta. Quizá ya lo estemos.  Y, por último, quizá seamos capaces de rozar el horizonte con las yemas de los dedos.