Encontrarse:

A veces te encuentras.
Puede ser en una foto de hace unos años, sonriendo frente al espejo, en una canción especial o en el reflejo de la mirada de otra persona.
Y te ves mejor de lo que te has visto nunca.
Porque la autoexigencia te nubla la vista.
Te impide ver con claridad.
Suma niebla a un día que sería totalmente soleado.
Los complejos se pueden llegar a apoderar de ti sin que tú controles cómo.
Pero ahí están esos ojos que te conceden una tregua entre tanta batalla interna.
Te miran desde el corazón y sientes que todo eso cobra vida cuando te rodean con los brazos y, al otro lado, escuchas su latido. 
Quizá al mismo compás.
Quizá a un tres por cuatro.
Quizá al ritmo de la canción más bonita del mundo.

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