Dieciocho.

Me encanta sentirme feliz, pensar en todos los motivos y razones por las que merece la pena sonreír, por las que hay que vivir hasta lo más profundo del tic-tac del reloj y no quedarnos a medias. Olvidarnos de todo aquello que no merece la pena, sentirnos llenos, ver que la vida es maravillosa. Bueno, quizá no siempre lo sea. Hay veces, ocasiones, en las que la suerte nos da la espalda, nos deja de lado y todas las luces se apagan de golpe, quedándonos a oscuras sin saber qué camino será el correcto. Sin embargo, no nos queda otra que seguir hacia delante, que continuar buscando el futuro que queremos, sin olvidar el presente que tanto merece la pena.
El tiempo nos roba personas, la desilusión se lleva sueños que siempre habíamos tenido y la vida trae consigo momentos que nadie habría querido experimentar. Pero, ¿sabríamos apreciar los buenos recuerdos si no hubiera malos? Es la única pregunta que me sirve para cuestionarme por qué no siempre las flores crecen, por qué no siempre es primavera, por qué a veces la esperanza nos deja y se va.
Y, a pesar de todo, hay gente que encuentra la manera, la forma, sabe cómo disfrutar de lo más mínimo para poder sonreír hasta que duelan las mejillas. Suelen decir que cuanto más sonrías, más arrugas te saldrán. Pero, ¿acaso no merecía la pena? Todas las carcajadas llenas de alegría, las sonrisas plenas de optimismo. Quizá dejamos que la apariencia física sea más importante que cómo somos por dentro. Con lo maravilloso que es descubrir los tesoros que cada uno de nosotros encerramos.
Hace poco he conocido a una persona ciega. Me encantaría preguntarla acerca de todas las dudas que soy incapaz de resolverme ya que tengo la suerte de poder percibir todas las tonalidades de los colores, de mirar el mar, de ver atardeceres y de tantos otros privilegios que ella no tiene. ¿Cómo soñará? ¿Verá una realidad totalmente diferente a la que nosotros vemos? O, acaso, ¿será similar? No tengo ni idea y, la verdad, me gustaría poder hablar de esto, poder entender cómo, sin ver nada, es capaz de, no sé qué verbo colocar ahora. Supongo que es capaz de todo.
Y, que a pesar de ello, es capaz de sonreír día sí y día también. Hay tanta gente en este planeta que merece la pena conocer y nosotros centrándonos en las cosas materiales. Una pena. Sé diferente y encuentra a esas personas que puedas llamar ejemplos a seguir.
A dieciocho de septiembre, domingo.

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