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Mostrando entradas de junio, 2017

Palabras que vuelan y me llevan a lo más alto.

Me pierdo entre las palabras, buceo y no me ahogo, vuelo sin alas, recorro los infinitos laberintos y nunca me pierdo. Y a la vez, siempre me encuentro. Es el sin sentido de la vida, y al mismo tiempo no sería capaz de ver el significado sin ellas. Me pierdo tantas veces que acabo por perder la cuenta, no me llegan los dedos de las manos y ni siquiera soy capaz de recordar cuál fue el último número que pensé. Y justo en ese momento en el que me estoy planteando empezar a contar desde 0 otra vez, me encuentro, decido olvidar los números y empezar a disfrutar de esa libertad que siempre me regalarán las palabras. A veinticuatro de junio, sábado.

Bucear, sumergirse y nadar mar adentro.

Pero qué bonito es sumergirse hasta el fondo del mar, ver la cantidad de animales que nadan por las profundidades y enamorarse de todas las variedades de colores que uno encuentra. Qué bonito sumergirse y poder bucear todo el tiempo que se quiera, sin necesidad de bombona de oxígeno, sin necesidad de salvavidas, porque, en el fondo de tu alma sabes con plena seguridad que te mueves por océanos tranquilos. Y, que por mucho que te hayan contado anécdotas de que adentrarse hacia mar adentro es peligroso, sabes con certeza que siempre acabarás en la orilla, sano y salvo. Aunque, ¿por qué siempre gritar 'tierra a la vista' y volvernos locos de alegría? Quizá por la seguridad que nos trasmite. Aunque, ¿qué sentido tendría la vida si no hubiera montañas rusas? ¿Si todo fuera absolutamente monótono y nunca saliéramos de la rutina? A lo mejor la respuesta esté en encontrar tu propio océano, en encontrar esas olas que siempre te muevan haciéndote sentir en calma. Puede ser que te p

Bañándome entre quizás y el sentido de la vida.

Quizá el enigma del sentido de la vida sepamos resolverlo cuando sabemos quiénes somos, cuando encontramos nuestro alma escondida por un recoveco de algún recuerdo. Quizá consigamos saber el sentido de la vida cuando llegamos a ese punto en el que, parece que todo está absolutamente conectado, que todo fluye de la manera en la que debe y que, tú te sientes en paz contigo mismo y con los demás. Ese instante que puede durar desde milésimas de segundos hasta años. Quizá el sentido de la vida lo encontremos cuando miramos a unos ojos, quizá al derecho o quizá al izquierdo, cuando miramos a esos ojos y buceamos en ellos, como un mar sin olas que nos ahoguen, como una playa a la que siempre podemos regresar y encontrar tranquilidad, como unas aguas que nos mecen hasta conseguir que conciliemos el sueño. Quizá el sentido de la vida esté en ti, en mí o en todos nosotros. Quizá el sentido de la vida sea cada una de las personas que se cruza por tu vida y decide quedarse para alumbrarte y que