Bañándome entre quizás y el sentido de la vida.

Quizá el enigma del sentido de la vida sepamos resolverlo cuando sabemos quiénes somos, cuando encontramos nuestro alma escondida por un recoveco de algún recuerdo.
Quizá consigamos saber el sentido de la vida cuando llegamos a ese punto en el que, parece que todo está absolutamente conectado, que todo fluye de la manera en la que debe y que, tú te sientes en paz contigo mismo y con los demás. Ese instante que puede durar desde milésimas de segundos hasta años.
Quizá el sentido de la vida lo encontremos cuando miramos a unos ojos, quizá al derecho o quizá al izquierdo, cuando miramos a esos ojos y buceamos en ellos, como un mar sin olas que nos ahoguen, como una playa a la que siempre podemos regresar y encontrar tranquilidad, como unas aguas que nos mecen hasta conseguir que conciliemos el sueño.
Quizá el sentido de la vida esté en ti, en mí o en todos nosotros. Quizá el sentido de la vida sea cada una de las personas que se cruza por tu vida y decide quedarse para alumbrarte y quedarse para darte toda la luz que guarda dentro de sí.
Quizá el sentido de la vida es el que nosotros queramos darle.
Quizá el sentido de la vida está más cerca de lo que creemos.
Sin embargo, el sentido de la vida es un enigma, y ahí os dejo libertad para resolverlo como queráis.
A cuatro de mayo, domingo.

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