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Mostrando entradas de agosto, 2019

Recomponiéndose:

Déjate incendiar con el calor de los abrazos y así conseguirás ser de nuevo tú, resurgiendo de las cenizas como el ave Fénix y recomponiendo tus trozos rotos.

Nadando en tu mirada:

Desnudarte los complejos, vestirte las alegrías, llenarte la vida, encontrar tu mirada entre tanta gente y hacer brillar tus ojos al reflejarse en los míos.

Echar raíces:

Amarrarme a tus curvas, hacerme afín a tus besos, inventar constelaciones con tus lunares, sentirme como en casa al darte la mano y alegrarme la vida con una de tus sonrisas.

Querer volar cada vez más alto:

Perseguir al viento, que te acompañe la libertad, que disfrute el alma de lo que significa volar y saber realmente lo que implica sentirse (que no estar) vivo.

Lo importante es que sea mutuo:

Acariciar el alma con las yemas ásperas de los dedos, susurrar con suavidad al oído las palabras más sinceras que se habían dicho nunca y, por último, ser y hacernos felices mutuamente.

La poesía hace todo mucho más bonito:

Sortear las miradas de los demás como si fuera una carrera de obstáculos, escabullirnos del bullicio para jamás ser vistos, dibujarnos sonrisas y estallar carcajadas para ser felices, viajar por el mundo para no perdernos nunca, imaginar y volar por el cielo, surcar los mares hasta el final del horizonte (donde nadie nunca ha llegado). Al fin y al cabo, vivir la vida inundándola de poesía.