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Mostrando entradas de junio, 2020

El escondite perfecto:

Hay quienes creemos en la magia. Magia que aparece en las (no) casualidades, en una sonrisa sincera, en una mirada que te confiesa lo más profundo, en un abrazo en el que el único objetivo es el de acercar los corazones, para que su compás consiga unirse y latir a la vez. A veces la magia es tímida. Se esconde. Se mete dentro de una caracola, esperando a que acabe de contar diez y vaya a buscarla. Es su escondite de siempre. Es fácil encontrarla. Otras veces quiere gritar que está ahí. Que no sólo aparece en los trucos, que es el rugido del mar y el vaivén del oleaje el que nos muestra el reflejo de la Luna para que nos demos cuenta de que siempre va a estar ahí, por mucho que se esconda. Quizá por eso el mar siempre tuvo envidia de aquella caracola que hacía de escondite perfecto, de forma que si la tomamos entre nuestras manos y la colocamos al oído, podremos escuchar el rugido del océano que nunca, nunca, nunca cesa.

¿Cómo dibujarías la libertad?

Los dibujos son una de las armas más poderosas de expresión y de comunicación. De un único disparo ya expresan todo, llegando directamente hasta las partes más profundas de ti. No sabría cómo dibujar la libertad. Siempre la he visto representada con alas, como si el dejar volar la imaginación fuera el único camino. Muchas otras veces se hace referencia a ella en cuanto a la libertad de expresión, dibujándose por tanto con una persona gritando ya que nada va a poder callar su voz. ¿Qué me dices de la libertad de pensamiento? ¿Cómo lograr dibujar un cerebro, un pensamiento sin restricciones? La libertad es algo complicada. La utilizamos con demasiada facilidad para todo lo que significa y representa. Es la bandera más importante de la lucha. Sin libertad casi no somos. Nos reducimos a algo muy pequeño y fácil de controlar. Me gustaría poder definirte, libertad, pero fíjate, incluso para ello eres libre. Quizá trate de hacerte mía sin darme cuenta de que nunca lo serás. Quizá únicamente t

Mar de dudas:

Creo que la magia es aquello indescriptible que te hace feliz, que te toca el corazón como si fuera una melodía de piano, que te enseña un poco de luz incluso en los momentos más oscuros, que te susurra que ese fuego va a arder siempre dentro de ti, que nada lo va a apagar. A veces considero que nado en un mar de dudas. Buceo por si encuentro alguna respuesta en el fondo, pero acabo por quedarme sin oxígeno y salir de nuevo a la superficie. Respiro hondo. Pero ahí siguen las dudas. Rodeándome.  No sé si seré capaz de disfrutar de la libertad del oleaje mientras sienta todas esas incógnitas pegadas a mi piel, si encontraré respuestas que quiero o si acabaré por descubrir que todo está dentro de mí y que, poco a poco, acabaré por darme cuenta de que yo misma me enseñaré cada cosa en el momento que verdaderamente lo necesite.

Dentro de mí:

Muchas veces pienso que lo mejor es recurrir a mí misma para encontrar la respuesta a todas mis preguntas. Empiezo a buscar en mi interior y me doy cuenta de que, cuanto más avanzo, más dudas y menos respuestas tengo. Me paro y recuerdo todo lo que la vida me ha enseñado. Aquellas frases que se graban a fuego en el corazón para que no se olviden nunca, aquellas carcajadas que rompen a volar como un huracán sin dejar nada a su paso, aquellas gotas de lluvia que recorrían todo el cristal de la ventana mientras de fondo sonaba mi canción favorita. Entre tanta búsqueda me perdí en recuerdos y, justo en ese preciso instante, supe que las dudas se habían esfumado como el humo del café, haciéndome entender que las respuestas siempre estarían en aquello que me hiciera encender la llama que arde dentro de mí, guiándome en cada paso y asegurándome que el camino será el correcto siempre que pueda batir mis alas para poder ser feliz y, finalmente, volar.

Pedazos:

A veces encuentro conexiones donde menos me las espero. Donde no estoy segura de querer encontrarlas. Donde la vida me sorprende con personas que jamás hubiera imaginado. Porque en eso consiste, en tener planes y que a veces se resquebrajen y los pedazos se los lleve el viento a no sé dónde. Quiero buscar esos pedazos. Para ver en qué consistían los sueños iniciales. En quién era antes de todo esto. Verme. Sonreírme. Mirar el atardecer. Decidir quién quiero ser. Seguir construyendo sueños, aunque puedan romperse y volver a volar de nuevo.  Quizá sólo tenga que abrazarlos tan fuerte que los haga formar parte de mí para que, por mucho que sople el viento y por mucha tormenta que haya, se queden conmigo siempre, cubriendo esos huecos que no sabía con qué llenarlos.