Me quedo con todo.

Quizá mirar atrás ahora no sea lo más acertado.
¿Debería solo mirar hacia delante?
No.
Pienso que no.
Creo que de vez en cuando es bonito acordarse de momentos como estos, momentos que no querías que se acabasen nunca, que querrías que durasen y durasen.
Pero todo pasa.
Al igual que todo se acaba.
Y justo al final, al final del todo, es cuando nos sentimos así, nostálgicos, tanto que pensamos que será más duro de lo que realmente será.
Quizá no pensemos tanto en esto, en los buenos (y por desgracia también malos) momentos.
Pero yo tampoco quiero eso, de hecho, no pienso olvidarme de segundos y minutos concretos en los que me reía hasta no poder más, en las veces que me quedaba mirando al cielo sintiéndome lo más pequeña que una podía sentirse.
Todo eso me lo quedo, para mí, para siempre.
Todos esos recuerdos ahora mismo son míos, algunos de ellos entraban en mis planes, en mis sueños y todo gracias a vosotros, que lo habéis conseguido.
Quizá ahora me sienta demasiado así, no sé cómo definir mi estado de ánimo, quizá de hecho puede ser que hasta esté exagerando, pero para mí ahora mismo todo está donde debe estar.
No todo seguirá siendo un camino sin piedras, además seguro que habrá momentos en que me caiga y me haga heridas.
Sin embargo, siempre me quedarán estas fotos, estos vídeos y ya quitando toda la tecnología del medio: siempre me quedarán aquellos momentos.
Pero sobre todo, por encima de cualquier cosa, me quedaréis vosotros.

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