Sensaciones.

Qué bonita sensación la de pasear con la noche encima, la de sentir los granos de arena revoltosos por la planta de los pies, la de soltarse el pelo y sentir cómo revolotea en todas las direcciones, saber que va a acabar enredado pero en ese momento no importa nada más que esa sensación de aquel instante.
Esa sensación que de vez en cuando nos recorre enteros, quizá en algún tren perdido, a lo mejor al ver recuerdos encerrados en una caja que cuando la abrimos iluminan toda la habitación o incluso al escuchar una canción que nos dé las ganas y la ilusión que en determinadas ocasiones faltan.
Aunque, no hay mejor sensación que todo esto se repita día sí y día también, así que llénate la cabeza de ideas locas, de carcajadas, de ilusiones y de sueños y lucha contra viento y marea para que el corazón sonría siempre.
A ya veintidós de diciembre, jueves.

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