Seguiréis conmigo siempre:

Qué maravilloso es recordar.
Cerrar los ojos, abrirle las puertas a tu memoria para que vuele libre y te lleve a donde sea.
Hasta lo más profundo de cualquier recuerdo feliz, que te sumerja en él y te haga revivir todas y cada una de las sensaciones de ese instante.
Quizás una carcajada, unas lágrimas, un abrazo de esos que reconfortan, una mirada que cala hondo, una sonrisa sincera, una despedida.
Siempre me he preguntado si es mejor tener la posibilidad de despedirse o no. De decir adiós y te echaré de menos. De que se te desgarre el alma porque sabes que no habrá reencuentro. Que no habrá más oportunidades. 
Pero todo eso es mentira.
A esas personas te las vuelves a encontrar en fotos, en música, en gestos, en la felicidad, en ti. Esas personas que llegaron tanto a ti y te abrazaron tan fuerte el corazón siempre dejan huella y nunca se borra, por mucho que llueva y haya tormenta. Ahí estarán. Para sonreírte desde donde quiera que estén y sentirse orgullosos de todo lo que has conseguido. 

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