Cuestión de tiempo:

A veces me gustaría guardar en un cajón todos los buenos sentimientos para que, en días tristes, fuera capaz de rescatarlos y hacerlos iluminar toda la habitación.
Poder recurrir a ellos siempre que fuera necesario para recordarme que, sea lo que sea, pasará.
Siempre me han enseñado que el tiempo lo cura todo. Sana las heridas, como si la aguja que marca las horas se convirtiera en aguja de coser y arreglara los rotos. Quizá sea un reloj de arena que va rellenando los huecos internos haciendo que únicamente se vean las grietas. O puede que sencillamente sea el viento que traen los años que hace que la tristeza se vuelva más ligera y pese menos sobre mis hombros.
No sé cuál de todas será la respuesta o ni siquiera si es alguna de ellas, pero, lo que sí sé, es que es cuestión de tiempo que te encuentres a ti misma bailando feliz bajo la lluvia donde, antes, sólo veías tormenta.

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