Hablando de imposibles.

Sentirse pequeño ante el inmenso océano, bucear hasta el fondo sabiendo que estás perdido como una aguja en un pajar.
Aunque, más de una vez he escuchado eso de que si te pierdes, sólo mira dentro. Por una vez en mi vida, hago caso. Y miro.
Me quedo mirando un rato largo, no solamente echar una ojeada por encima, si no mirar con profundidad, casi tanta que me pierdo en mí misma. Quizá me atrevería a decir que era algo imposible, era como una cuestión de perderse y encontrarse continua, como un escondite que nunca acaba, como personas que aparecen en tu vida y te abren puertas que nunca habrías conseguido imaginar.
Quizá de eso trate la vida, de encontrarse y perderse miles y miles de veces, mientras el reloj corre y la libertad nos hace volar.
A once de julio, martes.

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