Bonito punto de vista algo así de optimista.

Últimamente me da por hablar de vivir a cien todos los días, de tener esa energía presente, de darla la mano, de abrazarla, de tenerla con nosotros, de no dejar que se vaya.
Sin embargo, hay días que se apaga y vaya que si la echamos de menos. Días en los que está cansada y ya no brilla igual. Días, a veces meses y desgraciadamente incluso años. Lo peor de todo es que tú te vas consumiendo con ella, como aquella vela que justo estaba en medio de la tarta de aquel cumpleaños.
Y de vez en cuando, sonrisas. Sonrisas que valía la pena ver. De repente, chispa, corriente, luz. Otra vez. Casi ni te lo crees, ahí está más radiante que nunca y justo a tu lado, solo para alumbrarte a ti.
Poco a poco, te das cuenta de que esa energía, esa que a veces tanto echamos de menos, somos cada uno de nosotros. Únicamente estarás tú para ti, yo para mí, él para sí. Habrá más gente, claro, toda a la que dejes entrar y llenarte, pero tú, eres solamente tú capaz de abrazarte en los días más oscuros, susurrarte que todo irá bien, secarte las lágrimas con el puño de la sudadera mojada, ponerte en pie y sonreír.
Es sencillo, las circunstancias vienen solas pero eres tú el que decide cómo afrontarlas.

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