Así, de la nada.

Qué bonito es que surjan las cosas, así, de la nada, de golpe y porrazo, de repente, sin siquiera planearlas, sin siquiera haber pensado que podrían pasar.
Qué maravillosa es la vida y los caminos que nos llevan por ella, sentidos a la derecha y a la izquierda.
Justo cuando menos te lo esperas, llega esa noticia que tanto querías que ocurriera, un abrazo, una sonrisa y un beso; estaba claro que lo último no podía faltar.
La vida no para. El tiempo es un regalo envuelto sólo para ti, ábrelo, cuando quieras pero quizás una vez abierto no puedas parar de querer hacerlo tuyo.
A veces queríamos esperar en la parada del tren, era pronto, sólo las 18:30, pero qué más daba en ese momento.
El tren no llegó puntual, cinco minutos más tarde de lo establecido, pero, ¿qué importa eso? Había que subirse, y eso hice.
No sabía a dónde iba ni qué me depararía ese viaje, sólo sabía que lo haría único e inimaginable.
A domingo 31 de enero.

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