Noches de tormenta:

Me gustan las noches de tormenta. De lluvia. De cuando parece que cada gota purifica el alma y apaga algunos fuegos internos que nos estaban consumiendo de más.
Hay alguno que resiste.
Alguno cuyas llamas son más fuertes que el agua. 
Y de repente un rayo.
Que aviva de nuevo absolutamente todo.
Haciendo que nos recorra de arriba a abajo una sensación que no sé cómo explicar.
A veces es momentáneo.
Otras se mantiene.
Y, cuando se va, nos deja con unas ganas enormes de querer volver a ella.
Una tormenta interna que me remueve, que genera caos para que, al final, llegue la calma y la delicadeza con la que unas manos tocan una melodía al piano que suena al mismo ritmo que mi corazón.

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

El arte.

Dieciocho.

El amor: