Luces e ilusiones.

Y qué bonito es que una persona sea capaz de iluminar su camino y el tuyo a la vez, con tal de guiarte y que no te caigas, con tal de que siempre tengas una luz que te mantenga en pie y que, así, no te pierdas. Qué bonito es también encontrar personas dispuestas a sacrificar su propia luz con tal de alumbrar al resto, personas dispuestas a darlo todo por los demás casi sin dejar nada para sí mismos porque así iluminan todavía más que el Sol cuando es de día y más que las estrellas y la Luna unidas de la mano cuando es de noche.
Esa luz que llega de golpe, como un foco en medio de toda la oscuridad y es exclusiva para ti, para que no te sientas solo y que nunca se te olvide que tienes a alguien pendiente para cuidarte.
Esa luz que se encuentra en la mirada de cualquiera que habla de todo aquello que le gusta, con ese entusiasmo tan característico de cada uno que le ponemos a todas esas cosas que nos encantan, a todos esos libros, ciudades, rincones e incluso personas que nos llenan de ganas e ilusión, consiguiendo que brillemos un poco más de lo que lo hacíamos antes, haciendo que alumbremos a todos los que quieran darnos la mano y caminar a nuestro lado.
Esa luz que no todos sabemos ver, pero que solamente basta con fijarse un poco para sentirla en cada uno de tus poros de la piel y que, de alguna manera u otra, te haga brillar a ti también y así, brillando e iluminando todos a todos, consigamos encender la chispa de la felicidad, sumiéndonos en un fuego ardiente que nos queme por dentro, resplandeciendo más de lo que cualquiera haya podido imaginar.
A diecisiete de abril, lunes.

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